Rafael Nadal está a un paso de una conquista de carácter histórico. El español avanzó por sexta vez en su carrera a la final del Australian Open, y buscará obtener el título 13 años después de su primera y, hasta aquí, única celebración en el Melbourne Park. A los 35 años, el zurdo de Manacor está muy cerca de otro logro histórico: si es campeón, será el primer jugador en el tour masculino en llegar a las 21 coronas de Grand Slam; por ahora, comparte el tope de la tabla con Roger Federer y Novak Djokovic, los dos ausentes en el certamen victoriano. El número 5 del ranking se abrió camino a la definición con un sólido triunfo a expensas del italiano Matteo Berrettini (7°) por 6-3, 6-2, 3-6 y 6-3, en 2 horas y 55 minutos de acción.
Aunque no estuvieron ni el suizo ni el serbio, cada uno por distintos motivos, el Big 3 aún mantiene su dominio. A falta de Federer y de Nole, Nadal llegó a la final nuevamente, a pesar de que había vuelto al tour después de cinco meses de inactividad, con una dolencia crónica en la planta del pie y recuperado del Covid que lo tuvo a maltraer hace pocas semanas; acaso por ello las lágrimas después del éxito. Su rival en el duelo decisivo surgirá del duelo que a continuación sostenían el griego Stefanos Tsitsipas y el ruso Daniil Medvedev, números 4 y 2 del ranking, respectivamente.
Experimentado como pocos en esta clase de duelos, el español impuso condiciones desde el principio. Firme desde el fondo, machacó sobre el revés del italiano, y cada vez que el italiano no hizo valer el primer servicio, Rafa presionó sobre el segundo saque. Así tomó buena distancia en un Rod Laver distinto: la primera semifinal se disputó a techo cerrado, en un día de lluvia sobre Melbourne que obligó a cambiar las condiciones de juego en la antesala de la definición.
La edad también juega su papel: con 35 años y 241 días, es el cuarto finalista de mayor edad en un Grand Slam, detrás de Federer y los australianos Ken Rosewall y Mal Anderson. Nada mal para un jugador que ganó sólo una vez el Australian Open, y sin embargo totaliza 75 victorias en Melbourne. Es el segundo Grand Slam con más triunfos suyos, después de Roland Garros (105). Después de aquel título en 2009, fue finalista cuatro veces: en 2012 y 2019 perdió con Djokovic, en 2014 cayó frente a Stan Wawrinka, y en 2017 tropezó frente a Roger Federer. Este domingo, desde las 5.30 de la Argentina, buscará quebrar esa serie, y volver a alzar el trofeo bautizado Norman Brookes. El título de leyenda, pase lo que pase, ya lo tiene asegurado.