Lo que la pandemia nos dejó: crónica de una virtualidad acelerada

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Hoy por hoy continuamos albergando prácticas virtuales que, desde el inicio de la pandemia, por el virus de la COVID-19, se pusieron en marcha y que, al parecer, se instalaron en nuestras vidas para agilizar nuestros tiempos. Todo ello desde un simple clic o con una llamada telefónica sin movernos de nuestros hogares.

Los servicios online de atención al cliente de diversas y variadas empresas son el ejemplo más concreto. Los usos de las líneas telefónicas se intensificaron, pero lo que creció de un modo insólito fueron aquellas gestiones que se realizaban y realizan desde páginas webs. Muchos usuarios prefirieron y siguen eligiendo operar por medio de servicios web y no a través de llamadas telefónicas. El tiempo en espera a través del teléfono también se ha convertido en una especie de pausa o desvío dentro de nuestra rutina. Y, como sabemos, nuestro tiempo está estructurado en términos de valor absoluto.

Empresas como Claro, Personal y Movistar han creado sus propias Apps para que las podamos instalar en nuestros dispositivos móviles y desde allí contratar, pagar o solicitar lo que necesitemos, sin la necesidad de recurrir a la llamada de atención al cliente e incluso, más beneficioso aún, sin tener que acercarnos físicamente a una sucursal.

No podemos olvidar que varias empresas optaron por brindar atención a sus clientes a través de WhatsApp que. Como ya sabemos, WhatsApp se ha instalado en nuestras vidas y, cuando nos ha faltado el tiempo ha rozado la incertidumbre. Ha sucedido, en al menos dos oportunidades, durante estos dos años de pandemia, la caída de WhatsApp y ello generó incertidumbre laboral en más de un aspecto. No es casual en esta instancia que el uso de WhatsApp web habite nuestras nuestras notebooks y monitores.

En otro orden, los Bancos continúan atendiendo por servicios de turnos y ya se instaló la práctica de poder resolver operaciones desde casa. Si bien, previo a la pandemia, ya se llevaban a cabo este tipo de prácticas; podemos afirmar que muchas personas, incluso los adultos mayores; se están animando y adaptando a nuevos usos que antes consideraban impensados. Por citar algunos ejemplos: Home Banking, Visa Home, préstamos virtuales y adhesión de servicios a débito. 

Al igual que los Bancos, encontramos a los hospitales y clínicas privadas que también han agilizado sus servicios de turnos web, pero ahora como una constante. Indudablemente Internet nos ha cambiado la vida y la pandemia nos ha obligado a perder toda clase de miedos con respecto a optar por un servicio web, ya sea turno, operación, etc., en lugar de elegir hacerlo personalmente.

Existe una App para todo y quienes no cuenten con dispositivos que las habilite, quedan fuera de una virtualidad que le saca ventaja al “vivo y directo”.

Todos nos hemos adaptado y quienes no pudieron aún se encuentran en proceso de hacerlo o intentan encontrar la ayuda para poder realizarlo. Incluso en los lugares y pueblos más recónditos de nuestro país podemos encontrar redes de Wifi que permiten poder acceder a eso que, años atrás, pensábamos que tardaría muchísimo tiempo en instalarse. Eso que la pandemia nos dejó es un hábito que se actualiza cada día de nuestras vidas y que, indudablemente es inevitable ignorar.

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