Si bien es verdad que llovió mucho en Resistencia, es una constante que las calles de la capital chaqueña se llenen de agua apenas comienza a llover, generando complicaciones en la circulación que son de vieja data.
Y sí, son de vieja data porque históricamente la capital chaqueña se inundó con cada lluvia medianamente fuerte. Lo llamativo en este caso es que la lluvia llega con más de dos años de sequía, con pocas precipitaciones importantes, tiempo que se podía utilizar para la realización de obras hídricas, algo que claramente no está entre las prioridades del intendente Gustavo Martínez.
Seguramente, ahora saldrán los comunicados exponiendo lo rápido que trabajaron para evitar males mayores. No obstante, esas acciones no dejan de ser paliativos donde no se busca una solución de fondo.
Mientras, los vecinos de Resistencia deberán resignarse con llegar a sus trabajos y/o domicilios como puedan, y rogar que las necesarias lluvias no caigan con tanta fuerza para poder transitar con normalidad por la ciudad más importante de la provincia.