Comienza a tomar forma la candidatura a presidente de Capitanich

Politica

Jorge Milton Capitanich, gobernador del Chaco, empezó a caminar como un potencial candidato presidencial para el 2023.

Fuentes cercanas al líder chaqueño señalan que habló tanto con Alberto como con Cristina para informar su intención, y donde explican que “Coqui no tiene que pedirle permiso a nadie. Empezó a hacer lo que cree que es necesario: movilizar al peronismo, que haya propuestas y nombres, después se verá”.

El chaqueño, uno de los gobernadores de más diálogo con Cristina, abrió una cancha que hasta ahora parecía agotada a dos actores: el Presidente, que ya habló de su deseo de reelegir, y el kirchnerismo que desliza que no ve posible -o factible- un segundo mandato de Fernández porque diagnostica una derrota en el 2023.

Frente a la quietud de los gobernadores, de donde históricamente han surgido “presidenciables”, lo de Capitanich aparece como una novedad. Lo es, además, el que puede considerarse el primer movimiento como precandidato: una visita a Córdoba, donde se reunió con Juan Schiaretti, el gobernador peronista de peor relación con la Casa Rosada, históricamente enfrentado con el dispositivo K que, en el último tiempo, se mueve casi como el quinto gobernador de Juntos. Fue el único mandatario que no es de JxC que no participó de las presentaciones ante la Corte Suprema en la disputa por los fondos extra que Mauricio Macri cedió a CABA en el 2016 y Fernández redujo en 2020.

Ex jefe de Gabinete de Cristina entre 2013 y 2015, Capitanich es un cristinista orbital, aunque con autonomía. Con dominio territorial y juego propio, encaja en el sistema Cristina pero no es, como otros actores de esa maquinaria política, que tiene dependencia absoluta o obediencia ciega de lo que dice o dispone la vice. Pero en un hipotético divorcio entre los Fernández, el chaqueño quedaría sin duda del lado de la vicepresidente.

Es, sin embargo, un dirigente autónomo, un cristinista silvestre que “sabe interpretar muy bien” a la expresidente, dice un dirigente y lo pone en términos puntuales: “Si Cristina tuviese que poner un ministro de Economía en lugar de Martín Guzmán, alguien que entienda su pensamiento económico, eso solo podría hacerlo Axel Kicillof o Capitanich”.

No es, tampoco, un arrebato reciente. En 2018, como intendente de Resistencia, fue uno de los promotores de aquel movimiento llamado #Hay2019, que tuvo su pico más alto en un encuentro en San Luis convocado por Alberto Rodríguez Saá en marzo del 2018. Allí “Coqui” apareció como un potencial presidencial, aunque luego se enfocó en volver a gobernar su provincia, algo que logró al año siguiente.

“Todos los gobernadores están quietos, no se quieren meter en el quilombo de Alberto y Cristina. El único que se mueve es Coqui”, apunta un dirigente del interior, de peso territorial, y lee el despliegue del chaqueño como parte de los movimientos de la vice para poner en la cancha jugadores y ofertas para competir con Fernández. Algo está claro: la distancia gélida entre los compañeros de fórmula evolucionó a un estadio político donde no es solo Máximo Kirchner el que tensiona, explícitamente, con el presidente. Capitanich aparece, al menos parcialmente, en ese engranaje.

Hay un antecedente cercano: cuando se discutió la jefatura del PJ nacional, el chaqueño quiso competir como candidato, incluso planteó la idea de ir a una interna contra Fernández, aunque luego se ordenó. Al final, Capitanich ni siquiera se integró a la mesa de conducción, pero Analía Rach Quiroga, su vicegobernadora, ocupó una de las vicepresidencias que escoltan a Fernández.

Luego vino otro episodio. El chaqueño fue el primer dirigente que propuso, antes de que Fernández lo plantee en el acto de plaza de Mayo el 17 de noviembre pasado, que el FdT debe permitir una PASO grande para todos los cargos electivos, desde concejales hasta el presidente de la Nación. Lo hizo durante una visita a Casa Rosada, luego de la derrota del oficialismo en las primarias del 2021.

Mandamientos
Pero no es todo. Capitanich fue uno de los impulsores más enfáticos del armado del espacio Norte Grande, que reúne a todos los mandatarios del NEA y el NOA, y que en el último tiempo adquirió una dinámica y frecuencia pocas veces vista para exponer demandas de sus regiones. Están todos: de Gildo Insfrán, el formoseño, al radical de Jujuy Gerardo Morales, pasando por el misionero Oscar Herrera Ahuad y el salteño Gustavo Saenz.

Asoma una matriz más profunda: la idea de reconstruir el eje de las provincias como espacio de demanda y poder. Circula entre los jefes territoriales del interior una frase que adquirió casi rango de mandamiento: “El próximo presidente tiene que ser un gobernador”. Es un rezo pagano al que adhieren peronistas y radicales, y que parte de la base de que, más allá de los partidos, hay lenguajes y proyectos que unen, aun con matices, al interior. La misma bandera levanta Morales, en una carrera similar a la de Capitanich, incluso más acelerada, pero en JxC.

Jorge Capitanich se reunió con Juan Schiaretti
Capitanich encaró, en paralelo, una aventura más expansiva: luego de Norte Grande, empezó a trabajar para formar una liga de gobernadores que reúna a las provincias del interior del país, una “Liga de Gobernadores” que actúe también como ámbito de unificación de posturas y planteos. Fue la idea que le llevó el martes a Schiaretti. El cordobés, peronista anti K, a quien tientan con sumarse a una PASO grande de Juntos para la presidencial del 2023, escuchó y dijo que pensará la idea.

A Schiaretti le gusta presentarse como un promotor del federalismo y, a simple vista, debería sintonizar con la idea de crear una “liga de gobernadores” transversal.

 

 

Fuente: EldiarioAr.

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