Los funcionarios del Banco Central están llevando “con rienda corta” el control sobre la inflación núcleo, que es la que determina si el directorio de la entidad termina por subir o mantener la denominada Tasa de Política Monetaria (TPM). Es que los primeros sondeos sobre la evolución de los precios de febrero no son muy alentadores.
Analistas privados consideran que la entidad que conduce Miguel Pesce se verá forzada a subir las tasas de interés en las próximas semanas si se mantiene la tendencia que se verificó en la primera mitad del mes.
De acuerdo con estimaciones de la consultora Ecolatina, en la primera quincena de febrero la inflación núcleo se ubicó por encima del 7%, mientras que el índice general en el Gran Buenos Aires se ubicó en el 6%.
“La aceleración de más de 2 puntos en esta categoría le estaría restando un argumento a la autoridad monetaria para seguir manteniendo la Tasa de Política Monetaria (6,3% de Tasa Efectiva Mensual) en estos niveles si busca un colchón de tasa real positiva más robusto”, sostiene Ecolatina en uno de sus últimos reportes.
El informe indica que el IPC GBA Ecolatina mostró un crecimiento del 6,1% entre la primera quincena de febrero y el mismo periodo de enero, dando cuenta de que el rebote inflacionario de enero se estaría consolidando. En este sentido, la categoría que más creció fue el IPC Núcleo, con el 7,3%.
El pasado jueves, el Directorio del BCRA decidió mantener la TPM en función de que la inflación núcleo de enero se había mantenido en el 5,4%.
“La aceleración mensual en el ritmo de aumento del IPC se explicó casi en su totalidad por aumentos en las categorías Estacionales (fundamentalmente verduras y turismo) y Regulados (especialmente transporte, gas y comunicación), mientras que la inflación Núcleo, que refleja el comportamiento más tendencial del nivel general de precios, se ubicó en un nivel similar al de diciembre (5,4%, +0,1 p.p.)”, informó el BCRA.
En ese sentido, según averiguó Ámbito, los directores de la entidad están “monitoreando” la situación día a día. Bien podrían haber incrementado la tasa la semana pasada tras conocerse la inflación de enero, pero prefirieron obrar prudencialmente para no enviar señales equivocadas a los mercados y evitar despertar la expectativa de que el organismo prevé una tendencia alcista para los precios en los próximos meses, aprovechando que la tasa se mantiene en terreno positivo.
En tanto, un reporte elaborado por la consultora LCG señala que la inflación de alimentos continuó su tendencia ascendente y completó entre el 10 y el 17 de febrero una seguidilla ininterrumpida de ocho semanas de crecimiento, por lo que en el mes llega a un incremento promedio del 6,4%, el más alto desde comienzos de noviembre, y del 7,2 en la medición punta a punta. El principal impulso lo dio la carne, que aumentó 3,7% semanal.
En esa línea, Ecolatina destacó: “Volvió a destacarse el alza en Alimentos y bebidas (9,2% mensual), dado que, excluyendo a este rubro del cálculo, el IPC Ecolatina habría subido “sólo” 4,4% mes contra mes. En línea con lo esperado, el aumento de esta división estuvo traccionado principalmente por el salto en los precios de la carne vacuna (22,2%), tras el incremento del 40% en los precios de la hacienda en pie desde la segunda quincena de enero”.
LCG sostiene que “el país está en un proceso de inflación inercial” y salir de ella es “complejo”, porque “requiere un cambio de régimen”. “Para 2023 no se puede esperar tener grandes resultados en el corto plazo”, agregó la entidad dirigida por Guido Lorenzo, que volvió a cuestionar la pauta oficial de una inflación de 60% para todo el año “cuando en realidad se observa un piso de 90%, en caso de que no existan situaciones de estrés financiero de lo cual no estamos exentos”.
Fuente: Ámbito.-