Los cuatro años de gestión de Gustavo Martínez como intendente de Resistencia quedará en el sentir popular como una de las peores desde la vuelta de la democracia, ya que la capital chaqueña, que siempre se caracterizó por ser pujante y estar en constante crecimiento, no solo que frenó ese avance sino que desde el 10 de diciembre de 2019 a la fecha mostró un retroceso, sin ejecución de obras como pavimento urbano que marcan el crecimiento de un pueblo, este período de gobierno será recordado como el de los eventos musicales al aire libre. Con entradas gratis para los vecinos, pero que significan una erogación de dinero muy importante a las arcas de la comuna.
También será recordado como el de los impuestazos, que solo fue frenado por algunos ediles de la oposición que dejaron en off side al intendente y aliados en acciones que estaban fuera de la normativa con que se rige el ejecutivo municipal.
Pero sin dudas, será recordado como el intendente que nada hizo para frenar la tracción a sangre en Resistencia, independientemente que en las mismas elecciones donde los vecinos de la ciudad lo eligieron, votaron un plebiscito donde ganó por amplio margen el fin de los carros en la ciudad.
Seguramente, la crisis en la que está inmersa el país, y que se acentúa mucho más en Resistencia que en otros conglomerados (recordemos que solo Concordia supera al Área Metropolitana de Resistencia en pobreza), hizo que los carros proliferen porque es el único sustento que cuentan para ganarse unos pesos. De hecho expone el deficitario sistema de recolección de residuos, donde en muchos barrios pasan muy espaciadamente y sin un cronograma fijo. Sumado a esto que mucha de la basura que sacan los vecinos no la lleva el camión recolector, por lo que los carros ven ahí la veta para realizar sus «changas».
Lo curioso de esto es que semanas atrás se anunció con bombos y platillos que con la implementación de los «Bici-Cargos» iba a disminuir la circulación de estos vehículos en la ciudad. Pero eso no pasó.
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En ese contexto, un vecino de Resistencia denunció que en la noche del viernes, frente a una conocida ferretería ubicada en avenida Sarmiento entre el 1500 y 1600, un carro (tirado por caballos, para dejar en claro), llevaba una enorme estantería de más de dos metros, donde los que subían el mueble al carro les costaba un gran esfuerzo debido al peso del mismo, pero sin embargo el caballo debía tirar por quien sabe cuantos kilómetros.
Y es llamativo también que esta acción se dio en una avenida atiborrada de gente, porque unos metros más adelante, en el Parque de la Democracia, tocaban los «Caligaris», en otro de los espectáculos impulsados por el municipio, donde había varios agentes de tránsito que podrían haber evitado este atropello para el pobre animal.
Vale decir que el vecino que realizó la pública denuncia informó que se comunicó con el municipio (adjuntando imágenes) y con el 911, detallando que el municipio no le respondió nunca, y que el 911 sí lo hizo pero que no sabe si acudieron al lugar.
Claramente, poner fin a la tracción a sangre no es una tarea sencilla. Deben tenerse en cuenta muchos factores y no hacerse las cosas a la ligera, como lo quiso hacer Gustavo Martínez a pesar de tener 4 años para tener una salida acorde a la situación, pero donde se trata de una decisión política, la cual nunca parece haberse tenido en cuenta por parte del intendente.