Nuevo detalle sobre la muerte de Fernando Báez Sosa podría generar cambios en la causa

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Fuentes vinculadas a la causa indicaron que un reporte de la historia clínica no formó parte del material analizado en el juicio realizado el último verano en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores. Pero fue incorporado digitalmente al expediente. 

La historia clínica del hospital de Villa Gesell al que Fernando Báez Sosa fue llevado tras ser atacado por los ocho condenados por su crimen, cometido en 2020, indicó que ingresó con vida al lugar y registró actividad cardíaca hasta las 5.55. Los datos surgen pese a que la sentencia del juicio por el caso estableció que la muerte se produjo más de una hora antes y donde lo habían agredido, por lo que la defensa insistirá en pedir la nulidad del fallo.

 

El informe médico elaborado en el Hospital Municipal Arturo Illia gesellino precisó que Báez Sosa (18) llegó al lugar «en estado inconsciente» a las 5.15, trasladado por una ambulancia, que sufría un «paro cardíaco» y que se le practicaron maniobras de reanimación cardiopulmonar y de desfibrilación, «sin respuesta», hasta que se constató su muerte a las 6.

 

Fuentes vinculadas a la causa indicaron que este reporte no formó parte del material analizado en el juicio realizado el último verano en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores. Pero fue incorporado digitalmente al expediente el mismo día de inicio del debate, y este lunes trascendió su contenido a partir de una publicación de elDiarioAR.

 

La información aportada por la historia clínica será uno de los elementos utilizados por la defensa de los condenados, a cargo del abogado Hugo Tomei, para insistir ante el Tribunal de Casación Penal bonaerense en el pedido de «nulidad absoluta del veredicto y la sentencia». Justicia que el último 6 de febrero condenó a prisión perpetua a cinco de los acusados y a 15 años de cárcel a los otros tres.

 

Fuentes cercanas a la defensa indicaron que la historia clínica «contradice» a la sentencia y demuestra que «Báez Sosa murió en el hospital y la investigación estuvo mal dirigida desde el inicio».

 

En sus 14 carillas, el informe médico incluyó cuatro registros de electrocardiogramas y en tres de ellos -a las 5.27, 5.45 y 5.55- se advirtió actividad cardíaca hasta que a las 6 constató su fallecimiento la médica Silvia Romero.

 

La hora del fallecimiento coincidió con la indicada por el juez de Garantías David Mancinelli, quien al elevar a juicio la causa el 4 de febrero de 2021 precisó que «siendo las 6 horas, se certificó su lamentable fallecimiento por parte del personal del nosocomio local».

 

Para Tomei, estos elementos contradicen el testimonio brindado en la sexta jornada del juicio por la médica ambulancista Carolina Giribaldi Larrosa, integrante del equipo de emergencias que asistió a Báez Sosa.

 

Esta testigo declaró que la víctima «no tenía signos vitales» cuando llegaron al lugar del ataque cerca de las 5.05, y que tenía «pupilas midriáticas (dilatadas), no tenía reflejos, ni movimientos respiratorios, y no tenía pulso».

 

La médica sostuvo ante los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari que el joven «no tenía posibilidad de sobrevida» con esas lesiones sufridas y detalló que tras encontrarlo tirado frente al boliche «Le Brique», lo trasladaron al hospital con asistencia de oxígeno, mientras le practicaban masaje cardíaco.

 

Por su parte, la presidenta del tribunal de juicio consideró en la sentencia que estaba «plenamente probado» que «luego de acabar con la vida de Fernando Báez Sosa, segundos después de las 04.45 horas, los ocho imputados se alejaron del lugar».

 

Tras la difusión pública de la historia clínica, el abogado de los padres de la víctima, Fernando Burlando, aseguró que el joven «fue asesinado en el lugar» y que el personal médico constató que «no tenía signos vitales».

 

En la misma línea, fuentes cercanas al Ministerio Público Fiscal aseguraron que «no cambia en nada la historia» y recordaron que ese reporte clínico no fue incorporado al juicio por pedido de Tomei.

 

El planteo para que la prueba se incluyera en el debate fue realizado por los fiscales Juan Manuel Dávila y Gustavo García en la primera audiencia del juicio. Pero el defensor se opuso por no haber podido tener acceso a esa información en los casi tres años transcurridos desde el crimen, y el tribunal rechazó cuatro días más tarde «la incorporación de tal documental».

 

Por el crimen de Báez Sosa fueron condenados a prisión perpetua Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (23), Matías Benicelli (23) y Luciano (21) y Ciro Pertossi (22), mientras que Blas Cinalli (22), Ayrton Viollaz (24) y Lucas Pertossi (24) recibieron una pena de 15 años de cárcel, como «partícipes secundarios».

 

Para los jueces, quedó demostrado que los condenados «se organizaron» para golpear a la víctima «brutalmente, en grupo», frente al boliche «Le Brique», en pleno centro de Gesell.

 

«Quedó palmariamente evidenciado luego de la sustanciación del juicio que, cuando la víctima, después de los -al menos dos- primeros golpes quedó en estado de semi inconsciencia, tendido en el suelo, a merced de sus atacantes, en absoluto estado de indefensión, la actuación de los sujetos activos estuvo, -ahora sí- guiada por la inequívoca intención de causarle la muerte», determinó la sentencia.

 

Los jueces señalaron que «ha quedado claro mediante pruebas directas y contundentes -testimonios, videos y hallazgos periciales- que cinco (5) de los ocho (8) acusados pusieron mano sobre Fernando Báez Sosa, o bien realizaron una conducta indispensable, una vez que la víctima se encontró rendido y en estado de absoluta indefensión».

 

Los condenados cumplen su pena en la Alcaidía Penal de Melchor Romero, en La Plata, en el que se encuentran desde el 13 de marzo de 2020.

 

Fuente: Télam

 

 

 

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