Resistencia tuvo en los últimos tres años y medio una gestión municipal ausente, que se olvidó de las necesidades de los vecinos para avanzar con millonarias acciones que no eran prioritarias, como mejoras la Plaza 25 de Mayo, Laguna Argüello, Parque 2 de Febrero o Parque Ávalos (las últimas tres ni siquiera están cerca de culminarse), y en las urnas se vio ese malestar con la gestión municipal.
Es que Gustavo Martínez decidió apostar por la gobernación (donde sacó el 8.8% de los votos que ni siquiera lo coloca como la tercera opción ya que ese lugar lo ocupó el voto en blanco), pero no se lo puede medir en ese escalón ya que en 2019 no compitió.
Y en la misma línea, el intendente decidió que su sucesora sea su pareja, la diputada Elida Cuesta, a quien seguramente los vecinos de la ciudad habrán conocido ya que se encargó de invertir millones en publicidad, sea de redes sociales o de cartelería, pero donde al igual que su marido, terminó cómoda en tercer lugar.
Lo importante del caso es que en el año 2019, Martínez se impuso a Zdero por cerca de 7 puntos, alcanzando algo más del 41%. Pero en estas elecciones PASO del pasado domingo, en la misma categoría el CER (espacio por el que compitió en 2019 y lo hizo ahora Cuesta), sacó el 16.75% (sacaron más votos los concejales), es decir alrededor de 25% menos que hace cuatro años.
¿Qué pasó para esta caída estrepitosa?
La respuesta a esta pregunta se da con solo recorrer la ciudad. Resistencia hoy es una ciudad abandonada a su suerte, sin un sistema de recolección de residuos acorde a las necesidades, una ciudad oscura, con calles de asfalto en pésimo estado y barrios completamente olvidados, donde el ripio pasó a ser un privilegio para unos pocos.
Solamente la intervención del Gobierno Provincial impidió que el caos no sea peor, ya que fue la gestión de Capitanich como gobernador quien se encargó de realizar más del 9o% de las obras de pavimento que se ejecutaron en los últimos tres años y medio, e incluso debió intervenir para que la ciudad no se quede sin servicio de transporte público.
Es importante destacar además que hubo serios cuestionamientos en la adjudicación de obras a una misma empresa, que además guardaba relación con la empresa que ganó la licitación para tener el servicio de transporte público, la que se cayó por no contar con las unidades necesarios. Uno de los tantos bochornos.
Pero además, nunca Gustavo Martínez estuvo del lado del vecino. De movida y en medio de la pandemia, aplicó un impuestazo a los vecinos que fue frenado por ediles opositores y posteriormente por la justicia. Pero insistió el intendente en cada inicio de año con aumentar los mismos.
Muchas son las cuestiones que llevaron a esta debacle, que terminará con otra incongruencia propia si se tiene en cuenta que pidió la suspensión de las PASO para que la gente no vaya a votar tantas veces, y tras la estruendosa derrota decidió desdoblar las elecciones, obligando a los vecinos de la ciudad a ir a votar una vez más en el año.