Desde la cero de este viernes, y en vísperas de un fin de semana largo, la petrolera YPF aumenta el 12,5% el precio de sus combustibles líquidos, una decisión demorada con respecto al camino seguido por el resto de las compañías del sector que ya el martes actualizaron los valores para absorber el impacto de la devaluación del tipo de cambio oficial.
Por disposición del Gobierno, la compañía estatal que de hecho es la principal protagonista del mercado de refinados, había dilatado el incremento en las naftas y el gasoil que sí aplicaron las privadas Raizen (Shell), Puma y Axion Energy.
La actualización, que se produce de manera automática en las estaciones de servicio de la marca.
El ajuste de precios aparece como urgente en función de varios motivos. El primero, evitar pérdidas ante el mayor valor del dólar. Pero también hay una necesidad de recomposición de parte de los expendedores que ven cómo el aumento de costos los va dejando con menor rentabilidad.
«Este acuerdo implica que el aumento será el último hasta el 31 de octubre. Entramos en un programa en el que no habrá nuevos aumentos de combustibles. Parte de la devaluación la termina asumiendo el consumidor, una parte las empresas y una parte la termina asumiendo el Estado, que va a resignar parte de los recursos que cobra en impuestos a las empresas de combustibles», anunció Sergio Massa.
El ministro agregó que «parte de la caída que representa la pérdida de exportaciones y de actividad por la sequía brutal se ve compensada por el enorme crecimiento del sector de gas y petróleo con respecto al año pasado. Y lo importante es que la actividad llega al bolsillo de forma ordenada».
«Esto sirve para llevarle certidumbre y tranquilidad a la gente en un momento en que la decisión del Fondo de imponer una devaluación genera distorsión en muchos de los precios de la economía. Este es un precio central, es clave ponerle un rumbo y una certeza de mediano plazo», concluyó.