El impacto de la cobertura de los planes sociales
La ayuda social, especialmente la que ofrece el Estado a través de programas y planes, se ha constituido como el gran elemento de contención de la pobreza y la indigencia en el país.
De acuerdo a los números de ODSA de 2023, la tasa de indigencia treparía del 9,6% observado al 20,1% si no tuviera la cobertura de planes sociales como AUH, pensiones no contributivas ni otro tipo de apoyo.
En lo que respecta a la pobreza, el 44,7% estimado se convertiría en un 49,1% si no tuviera la contención de la AUH y otros programas sociales y pensiones no contributivas. Esto además fomenta una retracción del mercado del empleo formal y un avance del empleo informal e inestable, es decir, las “changas” o tareas temporales que permiten generar algún ingreso de subsistencia.
“La pregunta ya no es por qué aumenta la pobreza, más bien deberíamos preguntarnos cómo es que no aumentó aún más la pobreza”, consideró Salvia, en el diagnóstico de la situación socioeconómica.
Por otra parte, el empleo pleno, aquel que le genera a la persona una remuneración fija y en blanco con todos los beneficios, se mantuvo en el 40,4%. Mientras que el empleo precario fue del 26,5%.
Asimismo, el subempleo inestable (las changas) tuvo un leve ascenso y alcanzó el 24,3%, sumado al 8,8% del desempleo.
Qué se espera para el próximo año
Salvia aseguró que para 2024 «se abre un escenario en el que la pobreza va a seguir aumentando, no de manera explosiva, sino en niveles similares al crecimiento que tuvo en los últimos dos años», en un contexto que, como anticipó el presidente electo Javier Milei, coexistirán «una dinámica de alta inflación con el estancamiento económico».
Sobre sus expectativas acerca del futuro gobierno de Javier Milei, advirtió que en el corto plazo habrá «un ajuste en los precios relativos» que incidirá negativamente en los niveles de pobreza e indigencia, mientras que en el mediano y largo plazo «no se sabe a dónde va a llegar, pero si es exitoso tiene la potencialidad de crecimiento».
Salvia sostuvo que «en el proceso, habrá una puja distributiva muy importante y los sectores más vulnerables deberán ser cuidados».
«Hay un consenso que algo se está haciendo muy mal y hay que cambiarlo», aseguró y precisó que «si esto sigue así, habrá un aumento de nuevos pobres por descenso de clase medias bajas, pobreza más estructural y mayor dependencia de los pobres extremos y las clases bajas de la asistencia pública«.
Por otra parte, el ODSA espera un «desarrollo de estructuras defensivas por parte de las clases medias empresarias», además de un «crecimiento del trabajo informal y de la economía social de subsistencia con mayor autoexplotación familiar y deterioro de la salud, la educación, el hábitat, la seguridad y el acceso a la Justicia de los sectores pobres».
«Desde hace mucho tiempo que la economía argentina no garantiza un crecimiento estable y prolongado de manera sostenible», acotó e indicó que «durante los últimos 23 años el crecimiento promedio per cápita apenas fue del 0,73% anual, claramente deficitario para atender deudas sociales históricas».
El resultado de ese bajo crecimiento es que «ciclo tras ciclo la sociedad argentina viene acumulando una pobreza estructural, crónica y persistente, con brechas de desigualdad que ponen barreras a los acuerdos sociales y políticos», manifestó Salvia.