Según el equipo del líder opositor ruso, su cadáver no fue entregado a la familia, en medio del silencio oficial sobre el hecho que generó protestas y acusaciones de las potencias occidentales contra el gobierno de Putin sobre su responsabilidad.
La portavoz del opositor, Kira Yarmish, indicó que la madre de Navalny, Liudmila Navalnaya, fue notificada de que murió el viernes a las 14:17 locales (6:17 de Argentina) y pidió que sus restos sean entregados a la familia «inmediatamente».
Las autoridades indicaron que el cuerpo estaba en Salejard, una localidad cercana a la prisión del Ártico donde Navalny estaba recluido para cumplir una sentencia de 19 años.
Sin embargo, el equipo afirmó que su abogado, que llegó a esta ciudad junto a la madre del opositor, llamó a la morgue y fue informado de que «el cuerpo no está» allí, consignó la agencia de noticias AFP.
«Es evidente que los asesinos quieren cubrir sus huellas y por eso no entregan el cuerpo, ocultándoselo incluso a su madre«, afirmó su entorno en una publicación en Telegram.
Yarmish indicó en la red social X (antes Twitter) que los investigadores le comunicaron al abogado que los resultados de un nuevo examen al que se someterá el cadáver no estarán disponibles hasta la próxima semana, y la vocera acusó a los funcionarios de «mentir» para retener sus restos y evitar entregárselos a su familia.
«Navalny fue asesinado», añadió la portavoz, exiliada como muchos disidentes para evitar la cárcel.
Poco después dijo que los abogados fueron informados de que la investigación había terminado y que «no se había establecido nada delictivo».
Por su parte, Ivan Zhdanov, director de la Fundación Anticorrupción de Navalny, escribió en X que los funcionarios rusos le dijeron a la madre del opositor que su hijo falleció por el «síndrome de muerte súbita».
El servicio penitenciario ruso había informado el viernes que Navalny se sintió mal después de dar una caminata por la prisión en la que estaba detenido y perdió el conocimiento, sin que los médicos pudieran reanimarlo.
El presidente estadounidense, Joe Biden, dijo el viernes que su país no sabía aún qué provocó exactamente la muerte del encarcelado opositor, pero aseguró que «Putin es el responsable» y que lo ocurrido «es una prueba más de la brutalidad de Putin»-
Los ministros de Relaciones Exteriores de los miembros del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), reunidos en la Conferencia de Seguridad en Múnich, guardaron un minuto de silencio, indicó la oficina del canciller italiano, Antonio Tajani.
Por su parte, China, aliado cada vez más importante del Kremlin, declinó comentar la muerte al argumentar que se trata de un «asunto interno de Rusia».
El presidente ruso, Vladimir Putin, tampoco comentó sobre el deceso de su principal opositor, pero el Kremlin consideró «totalmente inaceptables» las acusaciones de las potencias occidentales.
«Todavía no se realizó un examen forense, pero Occidente ya sacó conclusiones», señaló ayer la portavoz de la cancillería rusa, Maria Zajarova, según la agencia de noticias oficial rusa TASS.
El gobierno británico convocó ayer a los diplomáticos de la embajada de Rusia para «dejar claro que hacían totalmente responsable» a Moscú del deceso.
El ministro consejero de la embajada rusa en Londres, Alexandr Gusarov, rechazó lo planteado en esa citación: «Reino Unido hizo una serie de evaluaciones parciales y alejadas de la realidad de la situación relacionada con la muerte del ciudadano Navalny, y también trató sin razón alguna de culpar a las autoridades rusas por lo sucedido», indicó en un comunicado citado por la agencia de noticias Sputnik.
«Rusia, por su parte, destacó con firmeza la inadmisibilidad de los intentos británicos de interferir en los asuntos puramente internos de nuestro país», añadió.