El incendio del Nahuel Huapi tiene «actividad baja» pero no está «detenido ni extinguido»

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En la zona trabajan en el combate al fuego 68 combatientes de Parques Nacionales, del Servicio de Prevención y Lucha contra Incendios Forestales de la provincia de Rio Negro (Splif) y del Sistema Provincial de Manejo del Fuego de Neuquén.

El incendio en el brazo Tristeza del lago Nahuel Huapi, que lleva afectadas alrededor de 626 hectáreas en Bariloche, presenta en los últimos días «una actividad relativamente baja» aunque no está «detenido ni menos aún extinguido», y el objetivo de los brigadistas que trabajan en la zona es que el fuego no se siga propagando a sectores de vegetación nativa, afirmó el intendente del Parque Nacional Nahuel Huapi (PNNH), Horacio Paradela.

«En este momento el incendio tiene una actividad relativamente baja porque hemos logrado contener la mayoría de los sectores que podían generar un peligro de que el incendio avance», afirmó el funcionario en una entrevista con Télam, aunque aclaró que «esto no quiere decir que esté detenido ni menos aún extinguido».

Es decir que si bien se viene dando «poca acción de avance del incendio», la complejidad del lugar -por la gran cantidad de vegetación propicia para el fuego-, las altas temperaturas y la posible intervención de vientos que activen el fuego hacen «que no cese la alerta sobre este incendio».

El siniestro desatado en la zona del Arroyo Cretón el pasado 5 de febrero supuestamente por un fogón mal apagado, en una zona de difícil acceso a la que solo se puede llegar por vía lacustre, es considerado «grande» pese a que la superficie afectada es pequeña si se la compara con las 715 mil hectáreas que tiene el Parque Nacional Nahuel Huapi.

«Parecería que 600 hectáreas es poco, pero dependiendo del lugar donde se produce el incendio, uno también aborda el relativo impacto que puede tener. Y 600 hectáreas en un sector de vegetación nativa puede considerarse de alto impacto, por eso se requieren todos estos recursos para evitar su propagación», explicó Paradela.

Desde hace unos días «estamos trabajando sobre los flancos para que se circunscriban esos focos y no generen ningún avance efectivo por fuera de la línea de control», precisó el intendente, y explicó que «el incendio no está descontrolado, no está produciendo lo que se produce el primer o segundo día que son llamas continuas que coronan árboles y que avanzan de manera veloz».

Además de evitar la propagación del fuego a sectores de vegetación nativa que no han sido afectados, los brigadistas «intentan preservar dentro de las 600 hectáreas impactadas por el incendio los parches de vegetación que no han sufrido un impacto severo», sostuvo el titular del PNNH.

Provenientes de distintos organismos nacionales, provinciales y municipales, son alrededor de 100 las personas que han estado combatiendo al fuego en los últimos 10 días, entre técnicos, logísticos y administrativos, además de los indispensables brigadistas.

Estos últimos «tienen una formación específica para lo que es la prevención y supresión de incendios forestales. Están formados para esa actividad, además de estar también formados en atención de emergencias en general dentro de los parques nacionales», detalló Paradela.

Y destacó que para la Administración «una prioridad es siempre respetar las condiciones de trabajo y mejorarlas, porque justamente los brigadistas tienen que estar preparados para estas situaciones. Están exigidos y su trabajo se produce en un ambiente de alto riesgo».

Es que, como sucede en el brazo Tristeza, «los bosques de cordillera suelen tener suelos de alta pendiente, con mucho material forestal propicio para cualquier fuego, con riesgos de caída de bloques, caídas de árboles, con lo cual (los brigadistas) tienen que estar muy conscientes de la tarea que tienen que hacer».

Además de los recursos humanos, realizan una tarea «clave» los medios aéreos que están actuando en la zona: ayer, por ejemplo, estuvieron afectados al trabajo un avión anfibio Fireboss, un helicóptero Bell 412 con helibalde y un avión observador.

Estos vehículos, administrados por el Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF), «complementan el trabajo que se hace desde tierra» y «ayudan a morigerar la actividad del fuego, pero también facilita la actividad de los brigadistas porque reduce mínimamente la temperatura del ambiente», explicó Paradela.

«Los helibaldes pueden tirar de entre 700 a 1000 litros por cada tirada y en un día un helicóptero puede tirar, en un rango lógico de tiempo de trabajo, 40 tiradas», detalló.

Por el momento el incendio en el Nahuel Huapi impactó en vegetación nativa del llamado «bosque cordillerano, el bosque húmedo, que tiene predominancia de especies como el coihue y el ciprés», además de la «lenga en el sector superior, a partir de los 1.200 metros de altura».

También, describió el titular del PNNH, «en menor medida en ese sector también hay alerce, que es una especie de alto valor, y otras especies menores como la caña colihue, el pino negro o la laura», especies consideradas «secundarias» a lo que es la estructura principal del bosque.

Si bien se considera que «el impacto es negativo» en lo que respecta a la vegetación, «no ha habido en este caso afectación sobre vidas humanas ni sobre infraestructura», agregó.

Y cerró: «Al tener como hipótesis -porque hemos hecho la denuncia específica en el juzgado- que este incendio se debió a negligencia humana por un fogón mal apagado, seguimos remarcando siempre lo que hace al cumplimiento de toda la normativa de Parques en los lugares donde está prohibido hacer fuego».

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