El avión de vigilancia marítima Netpune realizaba un reconocimiento de un glaciar pero se precipitó contra el monte Barnard en septiembre de 1976. E
El 29 de enero la expedición de Bulgaria encontró lo que queda de la aeronave y se lo entregará a las autoridades argentinas.
Un equipo de investigadores búlgaros que exploraba las costas de la Isla Livingston halló restos de un avión argentino que se estrelló en ese sector antártico en septiembre de 1976, siniestro que causó la muerte de diez militares y un periodista, la mayor tragedia nacional en el continente blanco.
Los restos del avión serán entregados a autoridades argentinas el próximo 20 de febrero cuando la expedición búlgara haga escala en el puerto de Mar del Plata.
El accidente
El avión de vigilancia marítima Netpune, con la matrícula 2-P-103 de la Escuadrilla Aeronaval de Exploración de la Armada Argentina, había despegado de la base de Río Grande el 15 de septiembre de 1976 con la misión de efectuar un reconocimiento glaciológico a través de fotografías que le permitieran al rompehielos «General San Martín» marcar un tránsito seguro para abastecer a las bases antárticas argentinas.
Por causas que se desconocen se estrelló contra el monte Barnard, de más de 1.700 metros de altura, en un siniestro en el que murieron sus once tripulantes.
En enero de 1977 un helicóptero Bell 212 del Ejército Argentino embarcado en el rompehielos «General San Martín» desplegó en la isla un equipo de andinistas para tratar de recuperar los cuerpos, pero al querer ascender hasta el lugar del accidente, a más de mil metros de altura, se estrelló en la zona y murieron sus tres ocupantes.
Aunque el lugar del siniestro estaba identificado y aviones de la Fuerza Aérea tomaron fotografías de los restos durante este mismo verano, las autoridades del momento desistieron de montar otra operación de rescate para no poner más vidas en riesgo.
El hallazgo
En la isla Livingston y en cercanías del monte Barnard, Bulgaria emplazó en 1988 la base «San Clemente de Ohrid» y en 2004 el refugio «Academia», mientras que su programa antártico mantiene múltiples y sólidos lazos de cooperación con el argentino, como por ejemplo en el adiestramiento de tripulantes del buque de investigación búlgaro «Santos Cirilo y Metodio».
El 29 de enero pasado, durante una de sus exploraciones por las costas de la bahía Falsa para recoger muestras biológicas los búlgaros hallaron restos de una aeronave que en primer término creyeron que se trataba del Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Chilena siniestrado sobre el pasaje de Drake en 2019, aunque el contacto con autoridades argentinas permitió confirmar que se trataba de una aeronave argentina.
El contraalmirante de la Armada Argentina Marcelo Tarapow ejerció como Comandante Conjunto Antártico entre 2016 y 2017, es presidente de la Academia de la Antártida y fue instructor de muchos de los tripulantes del buque de investigación búlgaro, lo que le valió condecoraciones de ese país y estrechos lazos con sus estudiantes.
Tarapow contó que «los restos fueron hallados por los búlgaros en la playa a los pies de un glaciar que nace del monte Barnard, lo que sucedió es que el movimiento natural del hielo arrastró los restos del avión que hace 48 años se estrelló a más de mil metros de altura hasta el nivel del mar. De alguna manera se puede decir que la montaña los devolvió».