El deseo de ganar “likes” e “imitar” al influencer de moda para así encajar en la tendencia puede convertir a las redes en plataformas de validación social, donde la forma de vestir se aleje de la creatividad o la autoexpresión para perseguir un ideal impuesto, a veces por filtros de TikTok o Instagram,
que llega a edades cada vez más tempranas.«La crema perfecta», «el look ideal», «el labial más buscado»: el fenómeno no es nuevo ni provocado por las redes, pero estas plataformas multiplicaron su visibilización como trampolines en la búsqueda por retratar un estilo de vida con el que nos identificamos o al que queremos llegar.
La clave es que las referencias generen “inspiración y no frustración”, reflexionó en diálogo con Télam Paula Martínez, psicóloga, especialista en moda e imagen personal (@soypaulamartinezok en Instagram).
Las plataformas, además, allanaron un camino donde a veces se desdibujan los contenidos publicitarios de los genuinos u orgánicos, dando lugar a la pérdida de autenticidad y a la amplificación de riesgos en temas que impactan en la salud mental o física.
El 24 de enero, la ciudad de Nueva York declaró a las redes sociales como «amenazas para la salud mental» de los menores por sus «características adictivas y peligrosas».
En tanto que este miércoles, esa misma ciudad presentó una denuncia formal contra cinco de las grandes tecnológicas que albergan las principales redes –TikTok, Instagram, Facebook, Snapchat y YouTube– por «alentar una crisis de salud mental entre los menores en toda la nación».