_Se acorta la mecha_
“Zdero desactivó otra bomba de Capitanich”. Así “informó” el servicio oficial de prensa del gobierno el cumplimiento por parte de la provincia de una obligación en dólares de US$ 37,7 millones “que ponía en jaque a todos los chaqueños”.
En realidad se trata de una deuda tomada durante la gestión de Domingo Peppo en 2016 a instancias del expresidente Mauricio Macri, que seis años después, en 2021, durante la gestión de Jorge Capitanich, fue reestructurada. El encargado de llevar adelante las negociaciones en plena pandemia fue el entonces ministro de Hacienda, Santiago Pérez Pons.
El endeudamiento en dólares de Peppo-Macri fue aprobado por la Legislatura chaqueña a través de la ley 7782 en abril de 2016, que no sólo fue votada sino firmada por todo el pleno radical, desde Irene Dumrauf hasta Roy Nikish; desde Griselda Canata (alias Marilín) hasta Livio Gutiérrez; desde Gustavo Corradi hasta Hugo Domínguez; todos integrantes del gobierno actual.
Incluso modificaron la Ley de Administración Financiera para habilitar la obligación de litigar en tribunales extranjeros en caso de incumplimiento. Sin esa concesión, el Chaco no recibía un dólar.
Cabe recordar que en ese momento Leandro Zdero no votó porque no era diputado: estaba a cargo de la delegación regional de la Anses, donde dejó un imborrable recuerdo al cortar miles de pensiones por discapacidad.
Pero volvamos a la reestructuración. Los compromisos alcanzaban los US$ 250 millones. La propuesta del Chaco, aceptada por el 93,34% de los tenedores, fue bajar el interés de 9,375% -el más alto del país- a 4,9% -el más bajo- y extender los pagos de cuatro a ocho años. Esa baja permitió un ahorro de US$ 212 millones.
Cuando se habla de la pesada herencia macrista y los gorilas responden “Ah, pero Macri”, se suele omitir que ese proceso de endeudamiento -primero en el mercado de capitales, después con el FMI- también fue de las provincias, alentadas por una gestión nacional que hablaba de inversiones y “brotes verdes” que nunca llegarían.
Pérez Pons recordó que en 2019 “nos encontramos como país pagando tres veces más de intereses de la deuda e invirtiendo la mitad de infraestructura que en 2015”. A mediados de junio de 2016 Argentina ya había tomado más de US$ 100 mil millones, y entre 2018 y 2019 tomó US$ 44.500 millones con el Fondo. “Siete de cada 10 dólares de los casi US$ 150 mil millones, se fugaron”, precisó.
MIRAR PARA ADENTRO
El actual gobernador Leandro Zdero, en su asedio mediático para desentenderse de los problemas, asegura que si no pagaba, el Chaco iba a caer en default, y culpa a Jorge Capitanich. En ningún momento se le ocurrió intentar lo que hizo su predecesor: negociar con los acreedores en lugar de buscar responsables afuera. Especialmente porque al hacerlo está escupiendo para arriba, ya que a los firmantes del empréstito los tiene en el gobierno.
Su incapacidad de resolver los desafíos de la gestión se extiende a todas las problemáticas que le ha tocado enfrentar desde hace dos meses y medio, y es inversamente proporcional a su talento para culpar a los demás o a las fuerzas de la naturaleza (si la boleta de Secheep va a experimentar aumentos del orden del 150%, no hay nada que hacer; si el pasaje de colectivo se va a disparar de $80 a $800, no hay nada que hacer).
Si no resuelve los problemas de fondo, ¿qué hace Zdero? Entrega certificados RUBH y viviendas de la gestión anterior -“la liviana herencia”- y realiza inversiones ¡en cubiertas y baterías para “recuperar” ambulancias! Evidentemente está convencido de que los chaqueños y chaqueñas son idiotas.
Lo que Zdero no ve es que a esta crisis de dos meses y pico que todavía no cicatrizó y que empujó a la pobreza a millones de personas, le faltan los tarifazos en serio. Va a llegar un momento en el que no le va a alcanzar con repintar ambulancias.