El jefe de Gabinete se presentó en el Senado de la Nación para destrabar la negociación que parecía difícil. Desde el Ejecutivo afirman que el dictamen ya es un hecho.
Con este giro de último momento, la iniciativa quedará lista para ser debatida desde la semana próxima en el recinto de la Cámara alta. Fue clave una reunión esta noche del flamante jefe de Gabinete, Guillermo Francos, junto a Victoria Villarruel y la oposición dialoguista, para destrabar el asunto.
Como la negociación fue realizada sobre el cierre de la jornada, las últimas firmas del dictamen aparecerán recién este jueves con la presentación formal del despacho en cuestión. Mismo caso para el paquete fiscal. De hecho, esta situación generó un contrapunto entre la Casa Rosada y el presidente de Diputados —Martín Menem— con Villarruel, con festejos por anticipado de los primeros y una realidad de técnica legislativa desde la Cámara alta que no pudo avalar —hasta las próximas horas— esa victoria.
Minutos antes del plenario de comisiones, el santacruceño José María Carambia, adelantó por nota que presentaría un dictamen propio. Al dejar abierta la fecha para consumar dicho acto, le quitaba la sumatoria de una rúbrica al debate. Una picardía virulenta en contra de los intereses del oficialismo. No obstante, tras la reunión con Francos, firmó el despacho y su intransigencia quedó, por ahora, en el olvido. No así el radical Martín Lousteau, que cumplirá con su palabra de texto individual, que ya despierta el enojo del resto de su bancada.
Para convencer a Carambia, el Gobierno aceptó que, en el paquete fiscal, se introduzca un artículo para modificar la ley de minería que establecerá que las provincias “que perciban regalías o decidan percibir, no podrán cobrar un porcentaje superior al 5% sobre el valor ‘boca mina’ del mineral extraído”. En la actualidad, es del 3%.
Antes que ocurriera todo esto, las comisiones de Legislación General; Presupuesto y Hacienda; y Asuntos Constitucionales de la Cámara alta tuvieron que pasar el análisis de los dos proyectos a un nuevo cuarto intermedio, ante el potencial traspié al que se enfrentaba La Libertad Avanza, con legisladores dialoguistas que no veían señales claras y definitorias desde el Gobierno.