Como cada 20 de junio, en Argentina honramos la memoria y el paso a la inmortalidad de Manuel Belgrano. Patriota, prócer y creador de la bandera nacional que partió de este mundo en 1820.
La bandera fue creada por Belgrano el 27 de febrero de 1812 durante la gesta por la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Belgrano murió consumido por una hidropesía. Según su última voluntad, su cuerpo fue amortajado con el hábito de los dominicos y llevado al Convento de Santo Domingo donde quedó sepultado en un atrio.
El creador de la bandera murió en la pobreza y es por ello que la lápida de su tumba debió ser improvisada con el mármol de una de las cómoda de la habitación de Miguel, hermano de Manuel.
La bandera, tal como la conocemos, fue inspirada en los colores de la escarapela, celeste y blanca, que había sido instituida por un decreto del 18 de febrero de 1812 del Primer Triunvirato.
La que creó Belgrano, a diferencia de la que usamos ahora, tenía dos franjas verticales: una celeste y otra blanca. Esa bandera fue la que se enarboló en Rosario por primera vez en dos baterías de artillería ubicadas en orillas opuestas del río Paraná.
La oficial fue establecida por el Congreso de Tucumán como símbolo patrio el 26 de julio de 1816. Se dividió en tres franjas horizontales de igual tamaño, de color celeste la superior e inferior y de color blanco la central.
Dos años después, se le agregó el Sol de Mayo.
El presidente Roberto M. Ortiz decretó por ley con acuerdo del Congreso, el 8 de junio de 1938, que cada 20 de junio se celebraría el Día de la Bandera.