En medio de un clima de tensión y protestas, el chavismo ha declarado a Nicolás Maduro como presidente electo de Venezuela. Mientras tanto, las calles de Caracas se llenan de cacerolazos y bloqueos en señal de descontento.
El Consejo Nacional Electoral (CNE), bajo control del régimen chavista, anunció que Maduro obtuvo el 51,2% de los votos en las elecciones presidenciales celebradas el domingo. Por otro lado, al candidato opositor, Edmundo González Urrutia, se le atribuyó el 44,2% de los votos, generando sospechas de fraude electoral, ya que las encuestas preveían una victoria cómoda para la coalición opositora con una diferencia de al menos 30 puntos porcentuales.
La oposición ha reclamado la victoria y numerosos gobiernos internacionales, incluidos Estados Unidos y varios países latinoamericanos, han rechazado los resultados oficiales y se han abstenido de reconocerlos. Además, los funcionarios electorales leales al régimen han retrasado la publicación de los detalles del recuento de votos, lo que aumenta las sospechas de irregularidades.
«Los venezolanos y el mundo entero saben lo que realmente ocurrió», declaró González Urrutia, enfatizando la falta de transparencia en el proceso electoral.