Con tecnología y modelos matemáticos, la UNNE estudia la adaptación de la planta de tomate al cambio climático

Sociedad

El trabajo llevado adelante por un becario de Posgrado de la Facultad de Ciencias Exactas, y Naturales y Agrimensura de la UNNE (FaCENA), estudiará la adaptación y respuestas de las plantas de tomate a diversos factores para comprender su respuesta al estrés ambiental. Los resultados servirán para desarrollar estrategias que mejoren la resistencia de los cultivos y asegurar la producción de alimentos.

Una investigación que se realiza en dos centros de investigación prestigiosos de la Universidad Nacional del Nordeste, busca comprender cómo las plantas de tomate se adaptan a las condiciones ambientales cambiantes provocadas por el calentamiento global.

La hipótesis central del estudio sostiene que estas plantas modifican su estructura y funcionamiento en respuesta a cambios de factores como la temperatura, la humedad y los niveles de dióxido de carbono en el aire. Estos factores que inciden en las plantas son conocidos técnicamente como abióticos.

El Licenciado en Ciencias Biológicas Miguel Ángel Candia, becario de posgrado de la Secretaría General de Ciencia y Técnica de la UNNE, lleva adelante este proyecto bajo la dirección del doctor Patricio Provasi, docente investigador de FaCENA e IMIT, y la doctora María Laura Vidoz, docente investigadora de la Facultad de Ciencias Agrarias e IBONE.

El estudio, titulado “Respuestas de las plantas de tomate a condiciones ambientales relacionadas con el cambio climático controlados artificialmente”, aspira a predecir cómo se comportan estos cultivos en diferentes condiciones climáticas.

La investigación es, de por sí, importante en un contexto donde el cambio climático representa una amenaza creciente para la producción de alimentos. Según datos recientes, la concentración de dióxido de carbono, en conjunto con otros factores ambientales han provocado alteraciones en los patrones de temperatura y precipitaciones.

Candia formuló varios objetivos para su investigación. En primer lugar, evaluará cómo las plantas de tomate responden a nivel estructural y funcional ante condiciones ambientales variables. Su logro se basará en el diseño y construcción de ambientes controlados con la precisión de control de factores como los niveles de dióxido de carbono, la temperatura, la humedad del aire y del suelo, y la iluminación.

Estos ambientes serán controlados con tecnología que le permitirá monitorear tanto los cambios en el ambiente como en las propias plantas. Este enfoque lo habilita a intentar comprender cómo los principales factores asociados al cambio climático afectan el crecimiento, el funcionamiento y la estructura de las plantas de tomate en diferentes etapas de su desarrollo.

Se evaluará cómo las plantas de tomate responden a nivel estructural y funcional ante condiciones ambientales variables.

El proyecto también tiene como objetivo desarrollar modelos matemáticos que permitan predecir el comportamiento de las plantas de tomate en diferentes escenarios climáticos. Estos modelos podrían ser herramientas valiosas tanto para agricultores, como para científicos, ayudándoles a anticipar y mitigar los efectos del cambio climático en la producción de tomates.

La elección del tomate como objeto de estudio tiene sus motivos. Además de su importancia económica tanto a nivel mundial como para la provincia de Corrientes, el tomate es considerado una especie modelo en estudios genéticos y fisiológicos. Sin embargo, también es una planta conocida por su sensibilidad a condiciones ambientales extremas.

Investigaciones previas han demostrado que el tomate es muy susceptible a la inundación, que puede causar una reducción significativa en su crecimiento y acelerar su senescencia, disminuyendo así su capacidad para realizar la fotosíntesis. Asimismo, la sequía puede afectar severamente a estas plantas, alterando su crecimiento, la apertura de estomas, y pudiendo provocar la caída prematura de hojas y flores.

“…el tomate es considerado una especie modelo en estudios genéticos y fisiológicos.”

El calor extremo también representa un desafío para los cultivos de tomate. Las altas temperaturas pueden dañar el sistema fotosintético de las plantas y reducir la eficiencia de las enzimas clave en este proceso. Además, el estrés por calor podría afectar el crecimiento y la funcionalidad de las raíces.

La investigación se llevará a cabo en dos instituciones científicas de la UNNE con sede en Corrientes: el Instituto de Botánica del Nordeste (IBONE), dependiente también del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), y el Instituto de Modelado e Innovación Tecnológica (IMIT-CONICET). Estos centros proporcionarán la infraestructura y el apoyo necesarios para llevar adelante este ambicioso proyecto.

Los resultados de esta investigación servirán para comprender cómo las plantas de tomate responden a condiciones ambientales cambiantes, y permitirían desarrollar estrategias para mejorar la tolerancia de los cultivos y asegurar la producción de alimentos en el futuro.

Al combinar enfoques de diversos estudios con técnicas más tradicionales, podrían surgir herramientas para el desarrollo de cultivos más resistentes y prácticas agrícolas más sostenibles en un clima cambiante.

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