El Gobierno de Israel, con Netanyahu a la cabeza, declaró la medida este lunes tras bombardear zonas urbanas en El Líbano. Los civiles muertos ya se cuentan por centenas y no se descartan respuestas bélicas por parte de la organización terrorista.
Esta declaración se produce en una jornada en que las Fuerzas de Defensa de Israel han bombardeado varias posiciones en el este y el sur de Líbano, así como en la capital, dejando un balance provisional de 356 muertos y más de mil heridos en un bombardeo que, según Israel, busca atacar posiciones de Hezbollah.
Por su parte, la milicia libanesa ha anunciado el lanzamiento de decenas de misiles contra instalaciones militares de Israel. Esta escalada de tensiones se produce una semana después de que la explosión de dispositivos de comunicación -atribuida a Israel- y un ataque israelí sobre Beirut, dejaran casi un centenar de muertos y más de 3.000 heridos.
Las autoridades de Estados Unidos han trasladado su apoyo al Gobierno de Israel y han reivindicado su “derecho a defenderse” de los ataques del grupo que cuenta con el apoyo de Irán y con el que el Ejército israelí lleva intercambiando desde hace casi un año disparos y bombardeos a ambos lados de la frontera.