Una falla en la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras desconectó el Sistema Electroenergético Nacional, dejando a toda la isla sin luz. El gobierno tomó medidas extremas para reducir el consumo energético, mientras la escasez de combustible y el deterioro de la infraestructura complican la situación.
Este fin de semana Cuba sufrió un apagón masivo que afectó a todo el país, profundizando la crisis energética que ha venido golpeando a la isla en los últimos meses. El corte de electricidad fue provocado por una falla en la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras, una de las plantas más importantes del país. Este incidente desconectó por completo el Sistema Electroenergético Nacional, sumiendo a la población en la oscuridad y generando un escenario crítico.
Ante la emergencia, el gobierno cubano se vio obligado a implementar medidas drásticas para ahorrar energía. Se ordenó el cierre inmediato de escuelas e industrias no esenciales, y miles de empleados estatales fueron enviados a sus casas. También se suspendieron actividades recreativas y culturales en todo el país, tanto en el sector público como en el privado. Los servicios esenciales, como la producción de alimentos y la atención médica en hospitales, fueron los únicos que continuaron operando.
La crisis energética cubana tiene múltiples causas. El desgaste de la infraestructura eléctrica, la escasez crónica de combustible y una creciente demanda de energía han creado un panorama insostenible. Tanto la central Antonio Guiteras como la planta Felton, las dos principales generadoras del país, están funcionando por debajo de su capacidad y pronto serán desconectadas para realizarles mantenimiento urgente. A esto se suma el impacto del embargo estadounidense, que dificulta la compra de repuestos y combustible, indispensables para mantener las plantas operativas.
El problema se ve agravado por la significativa reducción de los envíos de petróleo desde Venezuela, principal proveedor de energía de la isla. Los suministros venezolanos han caído a la mitad en comparación con el año anterior, y países como Rusia y México, que en el pasado aportaban combustible, han disminuido drásticamente sus envíos. Esto ha llevado a que los cubanos enfrenten apagones de hasta 18 horas diarias en algunas provincias, sumando aún más dificultades a una vida cotidiana ya marcada por la falta de alimentos, agua y medicinas.
El colapso energético de Cuba se presenta como uno de los mayores desafíos para la isla, donde la falta de soluciones inmediatas podría agravar aún más las condiciones de vida y el malestar social entre la población.