Javier Milei tuitea sobre una infinidad de temas todos los días, desde asuntos vinculados a la economía, a la política, la seguridad, etc. Sin embargo, no hubo registro en sus redes sociales de alusión alguna al hecho político que marcó la semana: la sanción, en la Legislatura de Formosa, de un proyecto impulsado por Gildo Insfrán para reformar la Constitución provincial y allanar el camino para volver a ser reelegido.
Insfrán se adelantó a un posible fallo desfavorable de la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre la reelección indefinida del Gobernador, y puso en alerta a toda la oposición. Pero toda la plana principal del oficialismo hizo caso omiso. Y un funcionario del círculo íntimo de Milei dijo el viernes, en la Casa Rosada, que no intervendrán de ninguna manera. La prescindencia, argumentó, se debe a que quieren “respetar el federalismo”, pero en el fondo subyace la necesidad política de un oficialismo en desventaja en el Congreso.
La cúpula libertaria sabe que una intervención en Formosa sería recibida por los pares del formoseño, especialmente los peronistas, pero no sólo ellos, como una amenaza contra sus respectivas soberanías, y que podría representar una excusa para los menos propensos al diálogo para retacearle respaldo, sea por acción o por omisión.
“Está bien lo que hace el Gobierno, hay que respetar las autonomías. Además, Gildo es amigo”, dijo un jefe provincial del Norte que tiene diálogo fluido con el Gobierno. Todos en esa liga evitaron pronunciarse.
La Casa Rosada busca cuidar la relación con los mandatarios provinciales del PJ, a quienes necesita para resguardarse de los embates del kirchnerismo y el radicalismo duro, y con quienes ya tiene varios flancos abiertos por el ajuste. Desde los reclamos por las deudas de la Nación, al fuerte recorte en la obra pública y el freno de los ATN, que sacudieron a los distritos más dependientes financieramente.