Para el hincha de Boca, en estos momentos de plena incertidumbre, sin técnico fijo y ante la chance de estar jugándose las últimas fichas de un año difícil, no era un tema menor que su estrella se pase el resto del 2024 deshojando la margarita sobre si seguir o no vistiendo la azul y oro.
Por eso, la noticia de la renovación de Edinson Cavani (que ya se había confirmado hacía más de 24 horas) fue muy bien recibida por todo el Mundo Xeneize, pero mucho más lo fue al conocer la duración del nuevo vínculo: nada menos que dos años, es decir hasta diciembre de ¡2026!
Cuando las redes del club publicaron la foto del Matador poniendo el gancho, la noticia explotó de inmediato. Con una escenografía detrás suyo que impactaba -por ser distinta a la habitual-, e incluía imágenes suyas detrás en lugar de la clásica del Predio de fondo y sin ningún miembro del Consejo de Fútbol que lo acompañe, Cavani (vestido con una camisa blanca informal) sonrió para los flashes mientras sostenía la lapicera con la que selló su segundo contrato con Boca, club en el cual ya había decidido retirarse antes de que se supiera si iba o no a seguir jugando al fútbol a partir de 2025.
El faro
Lo que queda claro con esta firma, comunicada en un momento bisagra del plantel, es que Cavani pasará de inmediato a consolidar su lugar de nuevo y absoluto referente del plantel, algo que futbolísticamente ya era una decisión tomada, desde el propio Juan Román Riquelme hacia abajo y que tuvo eco en la conducción de Diego Martínez hasta su salida.
