Con la devaluación del real y el alza de precios en destinos nacionales, el turismo argentino se ve desviado hacia Brasil, afectando al turismo interno y a la Costa Atlántica. La demanda anticipada hacia el país vecino marca una nueva tendencia para la temporada 2025.
La revalorización de Brasil como destino turístico predilecto para los argentinos se perfila como una de las principales preocupaciones del sector turístico nacional, de cara a la temporada alta de verano 2025. La caída del real y los precios más accesibles en el mercado brasileño están empujando a muchos turistas a optar por el país vecino en lugar de destinos tradicionales dentro de Argentina, especialmente en la Costa Atlántica.
Operadores turísticos han notado un cambio abrupto en las tendencias de reservas, que comenzaron mucho antes que en años anteriores. En lugar de iniciar en noviembre, como solía ser habitual, las consultas y ventas de paquetes hacia Brasil comenzaron a aumentar desde agosto. Destinos del sur de Brasil, como Florianópolis y Balneario Camboriú, están ganando protagonismo, especialmente para los turistas del noreste argentino, como los de Chaco y Formosa. Los paquetes para estos destinos, que incluyen transporte y estadía, oscilan entre 500 y 600 dólares por persona, una cifra notablemente más baja que la de los destinos nacionales equivalentes.
El contraste de precios es contundente: una estadía similar en la Costa Atlántica argentina, con servicios semejantes, puede alcanzar entre 600 y 700 mil pesos por persona, mientras que en Brasil los costos son considerablemente menores. Además, la opción de pagar con tarjeta de crédito en dólares ha sido otra ventaja clave para los turistas argentinos, ya que muchos optan por adelantar los pagos en moneda estadounidense, evitando los impuestos aplicados a las compras en el exterior.
Este cambio en la preferencia de los turistas representa una pérdida importante para el turismo receptivo en Argentina. Sin embargo, para los operadores turísticos, la reorientación hacia Brasil está funcionando como un alivio. A pesar de esta tendencia, el sector turístico argentino busca alternativas para atraer nuevamente a los turistas nacionales, explorando nuevas estrategias y posibles convenios con hoteleros y prestadores de servicios.
El impacto se siente especialmente en la caída de las ventas de temporada baja, con una reducción de hasta el 80% en los meses de septiembre, octubre y noviembre. No obstante, las proyecciones para el primer semestre de 2025 mantienen la esperanza de una recuperación, siempre y cuando la economía nacional logre sostener la competitividad frente a los precios internacionales.