En el marco de su «batalla cultural», el Ejecutivo analiza el cierre y posible demolición del emblemático edificio de la avenida 9 de Julio. La medida desató tensiones entre quienes la ven como un reordenamiento y quienes la consideran un ataque a la memoria histórica del peronismo.
El Gobierno liderado por Javier Milei avanza con decisiones que generan divisiones en la sociedad. En esta ocasión, se evalúa el cierre definitivo y la posible demolición del histórico edificio Evita, ubicado en la avenida 9 de Julio, conocido por los murales de Eva Perón que adornan sus fachadas.
La ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, encabezó recientemente un operativo de remoción de símbolos asociados al peronismo, incluyendo bustos, retratos y carteles de figuras como Eva Perón y Néstor Kirchner. Según el oficialismo, estas acciones buscan «neutralizar la carga ideológica» de los espacios públicos, en lo que denominan un «proceso de reordenamiento».
El periodista Jonatan Viale, en el canal TN, reveló que el Ejecutivo analiza clausurar y eventualmente demoler el edificio, declarado patrimonio histórico en 2011. La noticia fue celebrada por algunos sectores que apoyan al gobierno libertario, considerándola un avance en su llamada «batalla cultural». Sin embargo, la medida despertó duras críticas de la oposición, que la calificó como un intento de borrar la memoria colectiva y deslegitimar la historia política del país.
El edificio Evita, que ha sido un ícono del peronismo y un sitio de controversias a lo largo de los años, se encuentra en el centro de un nuevo debate sobre el legado histórico y los límites de las transformaciones impulsadas por el actual gobierno. La decisión final podría marcar un hito en el reordenamiento simbólico de los espacios públicos en Argentina.
