El Club Atlético Sarmiento enfrenta un nuevo episodio de tensión institucional tras la renuncia de cinco miembros de su comisión directiva, quienes denunciaron falta de participación en las decisiones clave de la institución. Las dimisiones fueron formalizadas en un documento donde los dirigentes explicaron la necesidad de una renovación para «beneficiar a la institución».
Entre los renunciantes se encuentran Gustavo Peloso (1° vocal titular), Gerardo Escobar (secretario general), Martín Lemos (3° vocal titular), Martín Rudaz (2° vocal suplente) y Claudia Núñez Rojas (protesorera). Según Martín Rudaz, la decisión fue motivada por el predominio de una «mesa chica» en la toma de decisiones, integrada por el presidente interino Julio Velasco, el tesorero Luciano Donaire, el secretario Juan Pablo Carballa, y el secretario de actas Mario De Lucchi.
«Nos apartamos porque no somos parte de las decisiones. Si estamos o no estamos, no cambia nada porque ellos definen todo. Además, no compartimos ciertas decisiones que consideramos equivocadas, como el despido de empleados y la baja en la Liga Argentina de Básquet», declaró Rudaz.
Desde la cúpula directiva, desestimaron la renuncia, calificándola como tardía e irrelevante. «Hace mucho deberían haberse ido. Desde la renuncia de Capitanich no aparecieron más por el club. Esto solo formaliza algo que en la práctica ya sucedía», afirmaron fuentes del club. También destacaron que los verdaderos sarmientistas son quienes permanecen en los momentos difíciles.
En relación a los despidos, la dirigencia justificó las decisiones por causas económicas y laborales. Aseguran que las indemnizaciones ofrecidas fueron adecuadas, aunque los empleados despedidos no aceptaron los términos propuestos. Por su parte, Rudaz sostuvo que no hubo transparencia en los motivos de los despidos y criticó la falta de diálogo con los trabajadores afectados.
Otro punto álgido fue la decisión de dar de baja la participación del club en la Liga Argentina de Básquet, que derivó en una multa por incumplimiento. Rudaz y otros dirigentes habían propuesto mantener la plaza o, en su defecto, venderla para generar ingresos. Sin embargo, desde la actual conducción, señalan que esta propuesta habría sido irresponsable, generando mayores deudas para la institución.