María Josefa Bonazza, la única sobreviviente del trágico derrumbe del Apart Hotel Dubrovnik ocurrido a finales de octubre en Villa Gesell, falleció hoy a los 79 años en el Hospital Municipal Felipe A. Fossati, en Balcarce, su ciudad natal. Su muerte marca el cierre de un capítulo doloroso que dejó un saldo de ocho víctimas fatales.
María Josefa, conocida como «Pelusa», había quedado atrapada entre los escombros durante ocho horas antes de ser rescatada con vida. En aquel momento, sufrió graves lesiones y perdió a su esposo, Federico César Ciocchini, de 84 años, quien fue la primera víctima fatal de la tragedia.
Bonazza había sido internada en varias ocasiones tras el colapso del edificio. El pasado 13 de noviembre, sufrió una descompensación que la llevó nuevamente al hospital, donde finalmente falleció debido a complicaciones en su estado de salud.
Durante su rescate, María Josefa mostró una fortaleza única. Desde su confinamiento bajo los escombros, utilizó técnicas de yoga para controlar su respiración y realizó señales en código Morse golpeando los restos del edificio. En entrevistas posteriores, relató que la esperanza y la fe la ayudaron a mantenerse lúcida en los momentos más críticos.
“El único consuelo que me queda es que lo de él (su esposo) fue instantáneo, no sufrió nada”, expresó tras su rescate. El matrimonio había llegado a Villa Gesell para preparar su departamento de cara a la temporada de verano, sin imaginar el desenlace trágico que los esperaba.
Un legado que perdura
La tragedia del Apart Hotel Dubrovnik no solo dejó daños materiales, sino también profundas cicatrices en la comunidad. Además de Bonazza y Ciocchini, otras siete personas perdieron la vida, entre ellas antiguos propietarios del hotel y trabajadores que se encontraban en el lugar.
Hoy, Balcarce y Villa Gesell despiden a María Josefa Bonazza, recordándola como un símbolo de resistencia y humanidad frente a la adversidad.