El presidente argentino, Javier Milei, sorprendió al no participar en la tradicional “foto de familia” del G20, realizada este martes en la cumbre de líderes que se celebra en Río de Janeiro. La ausencia del mandatario provocó un notable malestar en el gobierno anfitrión, encabezado por Luiz Inácio Lula da Silva.
La fotografía, un símbolo de unidad en los foros internacionales, debió repetirse en esta ocasión debido a retrasos de líderes como Joe Biden (EE.UU.), Giorgia Meloni (Italia) y Justin Trudeau (Canadá). Sin embargo, la segunda toma volvió a destacar una notable ausencia: la de Javier Milei, quien sí había estado presente en otras actividades protocolares.
El gesto reavivó las tensiones entre ambos mandatarios, cuyas diferencias ideológicas han marcado la relación bilateral desde la llegada al poder del argentino. Según fuentes cercanas al evento, la relación fría entre Milei y Lula ya se había evidenciado el primer día de la cumbre. Durante la recepción oficial, el presidente brasileño saludó al argentino con visible frialdad, limitándose a un breve apretón de manos, en contraste con los gestos de camaradería que ofreció a otros líderes.
El malestar se debe, en parte, a la postura de Milei respecto al Mercosur y su abierto rechazo al gobierno de Lula, quien había apoyado a Sergio Massa en las elecciones presidenciales argentinas de 2023. Desde entonces, ambos han protagonizado cruces públicos que han complicado la dinámica diplomática entre las dos principales economías del bloque regional.
Hasta el momento, el gobierno argentino no ha emitido un comunicado oficial sobre la ausencia de Milei en la emblemática fotografía. Fuentes cercanas al mandatario han señalado que su agenda priorizó reuniones bilaterales estratégicas, incluyendo un encuentro con la directora del FMI, Kristalina Georgieva, y otro con Xi Jinping, con quien busca profundizar los lazos comerciales con China.
Por su parte, el gobierno brasileño interpretó el gesto como un desplante hacia Lula, lo que podría dificultar aún más el diálogo entre ambos países en un contexto de desafíos económicos comunes y la necesidad de fortalecer el comercio bilateral.
La cumbre del G20, que culmina hoy, deja en evidencia las fracturas ideológicas en el escenario global y, en particular, la distancia creciente entre los líderes de Argentina y Brasil.