El Gobierno convirtió al Banco Nación en sociedad anónima: seguirá bajo control estatal

Nacionales

El presidente firmó el decreto que transforma al Banco de la Nación Argentina en sociedad anónima. Seguirá siendo mayoritariamente estatal, con el 99,9% de sus acciones en manos del Estado. Gremios y sectores políticos expresaron su rechazo, temiendo una futura privatización.


El Gobierno nacional oficializó la conversión del Banco de la Nación Argentina (BNA) en una sociedad anónima (SA) mediante el DNU 116/2025, publicado este jueves en el Boletín Oficial. La medida fue anticipada en redes sociales por el vocero presidencial, Manuel Adorni, y busca modernizar la estructura operativa y jurídica del banco para mejorar su competitividad en el mercado financiero.

Según el decreto, la entidad pasará a llamarse Banco de la Nación Argentina S.A. (BNA S.A.), manteniendo su control mayoritario en manos del Estado, que poseerá el 99,9% de las acciones, mientras que la Fundación Banco de la Nación Argentina tendrá el 0,1%.

Desde la presidencia del banco, encabezada por Daniel Tillard, argumentaron que la transformación permitirá optimizar recursos, fortalecer la institución y ampliar su fondeo para continuar otorgando créditos a PyMEs y familias. Además, aseguraron que el cambio es clave para aumentar la rentabilidad y participación de mercado.

Rechazo gremial y político

El anuncio generó rechazo en sectores gremiales bancarios, que temen que la medida sea un paso hacia la privatización. «El Banco Nación tiene un rol social irrenunciable que ningún banco privado puede reemplazar», advirtieron desde los sindicatos.

Asimismo, durante las discusiones de la Ley de Bases en 2024, el BNA había sido excluido de la lista de empresas a privatizar, reflejando la resistencia política a su conversión en SA. A pesar de esto, la transformación siguió adelante y el banco ya cerró su balance especial de transformación al 31/12/2024, con activos por $48 billones y un patrimonio neto de $15 billones.

¿Privatización en el futuro?

Desde el oficialismo aseguraron que la conversión no implica una privatización inmediata, sino una modernización de la entidad. Sin embargo, la posibilidad de abrir el capital a inversores privados genera incertidumbre sobre el futuro del banco y su función social.

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