Después de semanas de incendios que devastaron más de 3.500 hectáreas en El Bolsón, anoche los vecinos celebraron la llegada de las primeras lluvias en la región. Las precipitaciones trajeron alivio en medio de la emergencia, ayudando a reducir la propagación del fuego y brindando un respiro a los brigadistas que continúan con las tareas de control.
El incendio forestal, que afectó a viviendas y zonas productivas, mantuvo en vilo a la comunidad y puso en evidencia la falta de recursos para combatir el fuego. A pesar del agua caída, el trabajo de los equipos de emergencia sigue siendo clave para evitar nuevos focos y evaluar los daños.
Con el suelo aún humeante y el aire cargado de cenizas, los habitantes de El Bolsón se reunieron anoche en distintos puntos de la ciudad para celebrar la lluvia. «Es un alivio, pero no el fin del problema», advirtieron expertos, quienes destacaron la necesidad de políticas de prevención y más apoyo del gobierno nacional para enfrentar este tipo de desastres.
