La Fábrica cultural de Puerto Tirol, una vez más celebra el Día Internacional del Teatro este 27 de marzo y creado por el Instituto Internacional del Teatro (ITI) en el año 1961. Su principal objetivo, es dar a conocer el valor representativo del arte escénico para la cultura a nivel mundial.
Manifiesto Teatral Chaqueño
Desde el año 2018, todas las fechas significativas como ser el Día Internacional y el Día Provincial del Teatro, el espacio del centro de documentación de las artes escénicas de la Fabrica Cultural, impulsa el Manifiesto Teatral Chaqueño, que elige a una personalidad destacada del teatro chaqueño para plasmar en un escrito reflexiones que sirvan para el debate, el compartir sobre el estado en que se encuentra el teatro en nuestra provincia. Quienes ya han sido protagonistas de estos escritos son: Hugo Blotta, Hemilce Isnardo, Marcelo Padelin, Carlos Canto, Pablo Barbetti, Jonatan González, Daniel Sasosvky; Marta Rodríguez de Filippa y Ana María Zaderej, Javier Luquez Toledo y Alejandra Antonietti.
Breve reseña del CV de Néstor Roa: Actor . Director. Docente. Desde el año 1986 ha participado en decenas de obras teatrales. Integró el elenco de la sala 88. Ha participado en encuentros provinciales, regionales y nacionales. Obtuvo varias materias de formación que le permitieron poder acercarse a docentes de prestigio nacional. Su incursión por la gestión cultural pública, le permitió ser Subsecretario de Cultura Puerto Vilelas entre 2016 al 2019.
El “encuentro” como resistencia teatral por Néstor Roa
Desde hace un tiempo me pregunto si el teatro envejece ¿Envejece?
Si tiene más de dos mil años, debe ser que no.
Pero, los tiempos actuales nos obligan a repensar nuestro teatro, nuestras formas de mirarlo, hacerlo crecer y renacer en tiempos tan crueles y desoladores. Los que nos precedieron soñaron con un teatro lleno de espectadores, un teatro participativo, un teatro creíble, en el cual actores y actrices, más allá del trabajo actoral, fuéramos hermanos.
En estas realidades que hoy nos circundan, el individualismo se enarbola como bandera totalitaria, sumiéndose en una incertidumbre permanente. Los avances tecnológicos nos inundan y nos hacen perder el sentido de seres humanos, con internet, estamos expuestos, se puede copiar menos, pero a la vez todo es más violento, disruptivo, complejo. ¿Cómo llegamos hasta aquí? No sin esfuerzo.
Nuestros encuentros de teatro, si bien competitivos, se caracterizaban por esa hermandad, ese asistirnos y acompañarnos todos, ese encontrarnos y abrazarnos con alegría desbordante. ¿Cómo regresar a esos verdaderos encuentros entre teatristas?
¿Cómo zanjar las diferencias generacionales, los disensos metodológicos para montar las obras, las distancias expresivas y experienciales? ¿Cómo construir en una realidad tan despojada de alma, de corazón humano?
A veces, no sólo sirve recordar, pasar por el corazón las vivencias tan ricas que nos hicieron enamorarnos de los escenarios, sino, trabajarlos en profundidad nuestra propia humanidad para sostenernos y resignificar el hacer teatral.
Rediseñar el sendero, es la tarea titánica que tenemos, para acortar recorridos, para acercarnos a una inclusión real, para llegar al “otro” sin obstáculos ni rajaduras.
Para los que abrazamos al teatro con pasión, con ese amor incondicional que aún sostenemos, es el desafío de hoy.